Ojo Seco: causas, síntomas y el tratamiento personalizado que realmente funciona
El ojo seco es una condición común que provoca ardor, irritación y visión fluctuante. Con una evaluación adecuada, es posible diseñar un tratamiento personalizado que alivie los síntomas y mejore la calidad de vida.
El síndrome de ojo seco es una de las causas más frecuentes de consulta en oftalmología. Aunque muchas personas lo asocian solo con “falta de lágrimas”, en realidad puede implicar alteraciones en la cantidad, calidad o estabilidad de la película lagrimal.
Pasar muchas horas frente a pantallas, el uso de aire acondicionado, algunos medicamentos, cambios hormonales y ciertas enfermedades sistémicas pueden contribuir a su aparición.
Síntomas más frecuentes
Los pacientes con ojo seco suelen referir:
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Ardor o sensación de arenilla.
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Ojos rojos o irritados.
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Molestia con el viento o el aire acondicionado.
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Visión que se aclara y se borra a lo largo del día.
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Sensación de cansancio ocular.
¿Por qué no todos los ojos secos son iguales?
Existen distintos tipos de ojo seco: por disminución de producción lagrimal, por evaporación excesiva o por inflamación de la superficie ocular. Por eso, no todos los casos responden a las mismas gotas.
Un buen diagnóstico puede incluir pruebas como:
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Evaluación de la película lagrimal.
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Análisis de la función de las glándulas de Meibomio.
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Cuestionarios clínicos y estudios complementarios según el caso.
Tratamiento personalizado
Según la causa del ojo seco, el tratamiento puede incluir:
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Lágrimas artificiales específicas.
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Geles o ungüentos lubricantes.
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Tratamiento de las glándulas que producen la capa lipídica de la lágrima.
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Medicación antiinflamatoria tópica.
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Medidas ambientales y de higiene visual.
Con un enfoque personalizado, la mayoría de los pacientes logra una mejora significativa en sus síntomas, recuperando confort y calidad visual en su día a día.


